¿Qué pensarías si te dijéramos que existen robots fabricados con objetos históricos? Pues esta es la labor que realiza el artista Javier Arcos Pitarque, quien le da una y mil vidas a diferentes objetos como muelles, baterías, linternas o alarmas para crear “esculturas mecánicas” irrepetibles.
Arcos ha convertido en su vocación lo que comenzó como un hobby con la compra y venta de sus piezas en galerías, eventos y tiendas. De hecho, su andadura comenzó en mercadillos y anticuarios plagados de piezas a las que solo él ve un sinfín de posibilidades para dar vida a sus personajes. Una labor que sigue realizando, aunque en su taller no entra ya ni una tuerca más. De hecho, entrar allí es como hacer un viaje en el tiempo hasta los años 50 o 60 del siglo pasado.
Gracias a la idea de reutilizar, estrechamente ligada con la Economía Circular, el artista da una segunda vida a objetos que ya no sirven y, en lugar de que acaben en la basura, los convierte en arte. De este modo, ha dado vida a más de 500 robots que, aunque no se mueven, ni hablen, ni tengan inteligencia artificial, son únicos: “Ninguna de mis criaturas es igual”, asegura Arcos.
El único requisito que deben tener sus robots es que mantengan el equilibro. El resto de características parten de la creatividad de su creador, puesto que no tienen un diseño previo. La inmensa mayoría de sus personajes miden entre 30 y 50 centímetros, aunque también los ha hecho de más de un metro.
¿Quieres saber qué objetos históricos ha utilizado para dar forma a sus personajes? Este artículo de El Asombrario, escrito por Rosa M. Tristán, nos cuenta la trayectoria de este artista y, por supuesto, de su magnífica obra que lleva el reciclaje por bandera.
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