Desde 2011, cada 13 de febrero, se conmemora el Día Mundial de la Radio, con el fin de concienciar a la sociedad y a los propios medios de comunicación sobre la importancia de la radio como medio de difusión e información.
Coincidiendo con la celebración mundial de esta efeméride, es importante recordar que el aparato a través del cual recibimos las señales de audio, es decir, la radio o transistor, creado por primera vez hace más de 120 años, es también un aparato eléctrico que, por sus características y composición, está fabricado con elementos que, si al final de su vida útil no son reciclados convenientemente, pueden resultar perjudiciales para el medio ambiente.
Un aparato de radio estropeado es un RAEE
Un radio que deja de funcionar se convierte en un RAEE, pero, ¿qué es exactamente un RAEE? Estas siglas indican que son residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, es decir, aquellos elementos que utilizamos diariamente, como cepillos de dientes eléctricos, secadores de pelo, tablets, lavadoras, teléfonos, planchas o radios, y que cuando dejan de funcionar, se vuelven inservibles y pasan a ser considerados como RAEE.
Los RAEE o basura electrónica habitualmente contienen sustancias peligrosas, como el cadmio, mercurio, plomo, arsénico, fosforo, aceites peligrosos y gases que agotan la capa de ozono o que afectan al calentamiento global como los clorofluorocarbonos (CFC), hidroclorofluorocarbonos (HCFC), hidrofluorocarbonos (HFC), hidrocarburos (HC) o amoniaco (NH3), que si bien son necesarias para garantizar su funcionalidad, pueden emitirse al medio ambiente o ser perjudiciales para la salud humana si, una vez que se convierten en residuos, los aparatos no se gestionan y se tratan adecuadamente.
La importancia de las 4Rs
Los materiales valorizables que contienen los aparatos eléctricos y electrónicos como las radios en sus distintas versiones, analógicas o digitales, suponen un recurso que no debe ni puede perderse, y que tienen que recuperarse en la última etapa de la vida, cuando se transforme en residuo, a través del reciclado, de manera que esos recursos puedan ser conservados para futuras generaciones, siendo un claro ejemplo de aplicación de la economía circular.
Se trata, por tanto, de un modelo en el que entran en juego las cuatro “R”: reducir, reutilizar, reparar y reciclar, y donde pasa a un primer plano el beneficio social y medioambiental, en colaboración con la sostenibilidad. Así, la economía circular tiene como uno de sus principales objetivos mantener el valor de los productos, materiales y recursos en la economía el mayor tiempo posible.
Llama la atención un dato reciente que señala que un 90% de la basura electrónica que se genera son partes reciclables, sin embargo, solo el 20% de los desechos electrónicos en el mundo se recicla. Por poner un ejemplo, según un informe reciente de la Real Sociedad Británica de Química (British Royal Society of Chemistry, en inglés), un teléfono inteligente medio contiene 30 elementos químicos diferentes. Entre ellos, se encuentran las “tierras raras”, como el tántalo, el itrio, el galio, el indio, que podrían agotarse en 100 años. La extracción de estos depósitos es costosa, consume mucha energía y deja residuos tóxicos a su paso.
Entonces, ¿dónde y cómo podemos reciclar estos residuos?
Dar una “segunda vida” a algunos productos es muy fácil. Si quieres desechar un aparato eléctrico o electrónico y adquieres uno nuevo, cualquier establecimiento tiene la obligación de aceptar el viejo y encargarse de la gestión de sus residuos. Por otra parte, tenemos los puntos limpios en cada municipio donde también podemos depositar nuestros aparatos. Pero ahora, además, los aparatos eléctricos y electrónicos menores de 25 cm se pueden depositar en cualquier superficie que tenga más de 400m2, independientemente de si compras uno nuevo o no.
Una vez que depositamos estos residuos en su lugar correspondiente, comienza el proceso de reciclaje, es decir, la gestión de los residuos de los aparatos eléctricos y electrónicos con el objetivo principal de descontaminar y aprovechar los materiales que contienen, mejorar la protección ambiental y fomentar su posible reutilización. Este proceso se concentra en 7 diferenciados pasos y comienza en el momento en el que el aparato eléctrico y/o electrónico es desechado, recogido y transportado para su almacenaje y posterior tratamiento, y finaliza una vez obtenidas las materias primas a partir de las cuales se fabricarán nuevos aparatos eléctricos o electrónicos, nuevas radios, u otros productos para su puesta en el mercado, es decir, su nueva introducción en el ciclo de vida.
En este buscador puedes localizar la ubicación de los distintos puntos (puntos de venta, establecimientos #GreenShop o puntos limpios) en los que, por sus características, puedes reciclar correctamente los residuos electrónicos.
Tu antigua radio podrá formar parte de un nuevo teléfono móvil
Si finalmente te has decidido por renovar tu antigua radio tienes que saber que, al reciclarla correctamente, los componentes de la misma pueden pasar a formar parte de un nuevo aparato eléctrico o electrónico como un teléfono móvil, un televisor o una tostadora.
Es aquí donde entra en juego la economía circular entendida como una apuesta por reutilizar materiales cuando su vida útil se agote, realizando este proceso de recuperación y reciclaje de la manera más respetuosa con el medio ambiente.
Fuentes de referencia:
Naciones Unidas
Retema
Fundación Ecolec
Deja una respuesta